viernes, 25 de abril de 2014

El arte de beber un buen gin tonic

Tomar un gin tonic es fácil: en un vaso echas unos hielos, un chorro de ginebra, una rodaja de limón y un botellín de agua tónica ordinaria. Y listo. Así lo tomabas tú siempre: ibas al bar, al pub, a la discoteca, al restaurante… y pedías con voz alta al camarero, como muy seguro de ti mismo, “¡un gin tonic!”. Y te ponían eso, y ya está…

Pero no había arte, ni siquiera una buena bebida. Porque tú no eras bebedor de un "buen" gin tonic, -y tomabas más de la cuenta de ese brebaje creyéndote que era tu elixir salvador del tedio y asesino de tu timidez-. Tú lo que hacías era ingerir un líquido incoloro alcoholizado con aromas de quinina y bayas de enebro y nada más. Incluso alardeabas de haber tenido un romance con una camarera de un disco pub que te servía esa cosa muy bien porque te estrujaba los limones y todo mientras te sonreía y te llamaba por tu nombre cuando entrabas al local y te tragabas cinco o seis de esos y medio borracho le decías que la amabas y que ella era la chica que mejor olía de todas en ese “garito” que ya no existe.
Ese el mejor concepto que tú tenías de esa mezcla de la burbujeante agua amarga con ginebra hasta el día en que en un encuentro con los jóvenes escritores Íñigo Guzmán Gárate, David Hernández de la Fuente, Jorge Cano y Óscar Martínez descubriste el arte de beber un buen gin tonic. Estabais en Del Diego Bar y afuera bullía Madrid al final de una bellísima tarde.

Estos muchachos no solo son buenos con la escritura, son buenos bebiendo arte. Y te lo demostraron y te enseñaron a tomar gin tonic.

Te quedaste deslumbrado de dos o tres estupendas mujeres que cerca de vosotros bebían sus cocteles también, esperanzado de que te lanzaran una mirada por lo menos, a pesar de que dicen que ahí van hombres muy atractivos para ellas, que ha estado hasta George Clooney en persona, y uno a su lado pues... no, claro.., debes convencerte que no hay mujer que se digne a fijarse a ti en este lugar por muchas canas que tú tengas también en la cabeza.

Uno de ellos.- ¿Y si es fea?
Tú.- A lo mejor sí… si huele bien.


Óscar Martínez, seguidor y degustador de las mejores ginebras que se venden en Madrid (el otro día estuvisteis en la bodega Santa Cecilia y allí os deslumbraron sus tesoros), se ha encargado de orientarte sobre la preparación de este cóctel, que bien elaborado es una delicia y que -sin abusar (no os bebáis seis o siete seguidos, que os perdéis)- puede hacerte pasar una velada maravillosa junto a aquella o aquellas que para ti mejor huelen. Te aconsejó meterte en la dirección http://www.nadaimporta.com/guia-para-hacer-el-gin-tonic-perfecto/ y tomar buena nota (quien esté interesado, puede acceder y se divertirá en esta página al tiempo que aprende a elaborar correctamente esta bebida):

A continuación, enumeramos muy por encima las pautas a seguir para una buena elaboración del coctel, sin ánimo de plagiar, al tiempo que felicitamos al creador o creadores de www.nadaimporta.com/guia-para-hacer-el-gin-tonic-perfecto/ y recomendamos a los lectores interesados que se metan a navegar en esta web donde les cuentan mejor que nosotros como se hace un buen gin tonic:

GIN TONIC
1. Se sirve en copa ancha.
2. Piel de limón verde. Cáscara. No rodaja. Este punto es crítico.
3. Hielos. Un buen cocktail se viste por los pies. Cinco cubitos de hielo. (¡Atentos a esta sugerencia!: se trituran 4 g de cardamomo verde y 6 de enebrina, se dejan macerar cada cual en un recipiente con un litro de agua y se guardan una semana a 4º. Magia. A medida que pierde fuerza el carbónico se acentúa la potencia aromática de los cubitos, tres de enebrina y dos de cardamomo).
4. Marcas. Ginebra: la mejor que se encuentre. Tónica: la mejor que se encuentre, pero se recomienda Q Tonic, que no es cara, es difícil de encontrar.
5. Una parte de ginebra y cuatro de tónica.

A la hora de mezclar los ingredientes es importantísimo no derramar la tónica como si fuera una cascada en pleno temporal, hay que ir vertiéndola sobre la cucharilla larga o varilla de agitar para no romper la burbuja. Y no remover como si se tratara del colacao del desayuno...

Efectivamente, el gin tonic perfecto existe. Lo hemos saboreado y sí, ¡perfecto! ¡perfecto!

Pero beberlo en soledad es tan triste… 
El traductor de la la primera versión del siglo XXI de la Iliada de Homero (Alianza Editorial) te comentó en su casa una anécdota sabrosa, que serviría de espoleta para escribir este “textículo”, mientras degustabais vuestros gin tonics, lógicamente en unas copas anchas, joyas de cristal finísimo. Hablando de mujeres te habló del Negroni, que es un coctel también de mucho empaque y que a muchas les entusiasma.
Tú.- ¿Es bueno?
Óscar Martínez.- Es una bomba.

Al documentaros sobre el tema, descubristeis que “el Negroni es una bebida amarga que toma su color crepuscular del aperitivo Campari. Se cuenta que el cóctel fue bautizado por un barman de los felices años 20 llamado Fosco Scarelli. El conde florentino Camillo Negroni decidió un día innovar su bebida de Campari + vermut (Martini por ejemplo) incorporando una bebida seca como la ginebra. El barman pensó que la nueva mezcla sólo podía llamarse Negroni. La bebida se prepara habitualmente con vermut dulce. Para rebajar el amargor se suele adornar el Negroni con naranja en vez de con limón. Y hay quienes optan por vodka en lugar de ginebra”.

NEGRONI: 21 ml de ginebra, 21 ml de Campari, 21 ml de vermut dulce, soda (opcional).

Y soñabas con la belleza cuando el autor de “El diablo y los corsarios de Argel” te contó una anécdota ligada al Negroni:

Óscar Martínez.- Durante el rodaje de la película “Vacaciones en Roma”, el director William Wyler invitaba a la protagonista Audrey Hepburn a un Negroni con el fin de que estuviera encantadora de espíritu y de tez. Y lo conseguía.
Tú.- ¿Y Gregory Peck la acompañaba?
Óscar Martínez.- Para las escenas de moto, Gregory Peck contaba con un doble. Ese doble era el padre de mi queridísima amiga genovesa Franca Monzeglio.
Tú.- ¿Y cómo es Franca Monzeglio?
Óscar Martínez.- Bellísima.


Y entonces tú, envidioso, te ves tomando tu gin tonic y ella tomando su negroni. En el crepúsculo, en la madrugada, al amanecer… El olor de una mujer y la felicidad, te relames… Oyes el tintinear de las copas al chocar, un chasquido del hielo al resquebrajarse…

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Nota.- Hasta el 27 de abril de 2014 se celebra en Getafe la Ruta del Cóctel, con y sin alcohol. Recuperamos esta antigua entrada, dedicada al gin tonic, las mujeres y el negroni para invitar a los navengantes de la red a que disfruten de los cócteles que quieran, además de los mencionados. Consultar ruta en en la revista ZONA SUR